Desde que era un niño me ha fascinado esta vieja fabrica textil, la miraba desde lo alto, asomaba mi cabeza por encima del muro del Ventorro Pelayo y veía aquellos inmenso tejados, aquella chimenea ( -"es la más alta de Béjar", me decía mi padre, - "la siguiente es la de Gosalvez"). Cuanta veces habré imaginado esa nave casí infinita llena de ventanas. Dicen que llegaron a trabajar 1500 personas en ella, yo siempre la he conocido cerrada, soñando despierto en poderla ver por dentro. Hace unos días esto se hizo realidad y pude caminar por esas viejas naves ya casi en ruinas muchas de ellas. Fue una visita breve pero intensa, esperando a que surgan nuevas oportunidades de poder escudriñar todos los rincones de este edificio megalítico, os dejo 3 imágenes, pero me guardo algunas perlas que poco a poco verán la luz.
Tengo que dar las gracias a Javier Cejuela por dejarme fotografiar la fábrica y como no, a Tomas y Basilio por hacerme de guías.