Nunca sabes donde aparecera una foto, por eso hay que llevar siempre la cámara con uno.

La tarde del domingo la dediqué a pasarla con mi familia, llevando a mi hija a visitar el castillo de una princesa ( fuimos al pueblo abandonado de Granadilla). Tras corretear por los rincones de ese mágico castillo y visitar las calles de aquel pueblo, decidimos volver a casa observando el espectacular estado del embalse de Gabriel y Galán ( lleno, como nunca lo había visto yo antes). Al circular por la estrecha carretera que lleva hasta Granadilla, de pronto observe tres ciervos a unos 15 metros de la carretera. Paré el coche y le enseñé a Lorena a Bambi, su mama y una hermanita ( es la manera más sencilla de explicarle a una niña de 3 años lo que es un cérvido ). Después de ver que no salían espantadas, cogí la cámara y coloque el 70-200 para hacer unas tomas donde se las viera bien, pero los animales salvajes no esperan, ni posan, ni tienes la más mínima idea de lo que se tarde en sacar la cámara de la mochila, quitar un objetivo y poner otro... vamos que se fueron. Pero la fortuna estaba de mi parte y vi a otras dos ciervas a unos cien metros en un claro del monte, conseguí llegar por una pista forestal a + o - unos 50 metros de ellas, y fué como hice las fotos, excepto la última que eche el pie a tierra he intente acercarme más, pero salieron corriendo, permitiéndome hacer la mejor foto del día. Espero que os haya gustado la historia y sobre todo las fotos.

 El pueblo abandonado de Granadilla El pantano de Gabriel y Galán, con el fondo de las Hurdes.

(P.D: Raúl, ahorra para poderte comprar por lo menos un 80-400 VR.)